¡Dichosa tú que has creído!
“¡Dichosa tú que has creído!, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”
En los anteriores domingos de este Adviento las celebraciones eucarísticas nos han anunciado la esperanza y la fortaleza que los creyentes estamos llamados a vivir en los dramas de la historia, porque Dios viene para liberarnos del mal y sus consecuencias en nuestras vidas y en nuestro tiempo. Juan Bautista, Isabel y, sobre todo, María son modelos magníficos para nuestra experiencia cristiana.
Dios manifiesta su predilección por lo pequeño y por la grandeza de ánimo de los pequeños y humildes. Lo que hay que hacer en la vida cotidiana está, pues, al alcance de todos y de cada uno. Es Dios quien acrecienta el resultado de nuestros esfuerzos.
Nada nos exime de colaborar con el Dios que se acerca anunciando un mundo mejor. Las grandes dificultades que vivimos son un desafío para la creatividad y la solidaridad, y también para la fe en que Dios mismo, hecho uno de nosotros, nos acompaña con su ternura y con su poder.